ROSA
No voy a abortar.
Mi niña,
con sus dedos cetrinos,
señalará una tierra libre
en donde estallen palomas
en vez de balas,
en donde el pasto
aflore por la lluvia
y el petróleo no proceda
del yacimiento de cadáveres.
Mi niña
lucirá el vestido blanco de la mensajera
y provocará al corrompido auditorio
con su paseo
cuando salga, por fin,
a jugar al parque.
No voy
abortar
porque algún día llegará el cambio
y ella merece ondear su pelo sin banderas
ensangrentadas.
No voy a abortar,
pero si otros
no se levantan y gritan,
a lo mejor,
hoy,
antes de dar a luz,
van a matarme.
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