sábado, 1 de septiembre de 2012

Empieza el acto...la presentación a cargo de María Jesús Fuentes


Buenas noches.  
¡Cuántas veces escuchamos las noticias y cerramos los puños con la impotencia de que no podemos hacer nada!

¿Cuántas veces   no oímos cruentas novedades sobre estados de sitio, sobre asedios, sobre explosiones y bombardeos... sobre Ciudad Juárez?    

¡Cuántas veces desearíamos que alguien nos llamara para pronunciarnos, para luchar, para no tener que darnos la vuelta, cerrar los ojos y buscar consuelo en el propio devenir, justo y entregado, con la esperanza de que el efecto dominó alcance a los más desasistidos y peligrosos lugares!
... Y cuántas veces, decepcionados, sentimos que ese anhelo no es más que el infantil sueño inculcado de que mediante el ejemplo individual puede cundir  el colectivo.

Hoy, sin embargo, no es una de esas veces.
Información, conmoción, disposición... No han cambiado. Ni, por desgracia, se han solucionado los conflictos.

El mundo sigue agitado, balanceándose entre los puntos geográficos que adquieren protagonismo por la violencia intrínseca, escandalosa, amasada con la pasta del polvo blanco y del metal. Los soberbios impostores que lo dominan son conscientes de su poder y disfrutan del río revuelto de la mezquindad, el interés y las armas cultivando improductivos negocios y cadáveres inhumados por la miseria y el miedo.
Eso no ha cambiado. Pero puede cambiar. Por eso hemos acudido aquí esta noche.

No es que, llevados por una insulsa ingenuidad consideremos que, por congregarse alrededor de un escenario en donde la simbólica danza y la reivindicativa lectura tejan sones solidarios, van a desaparecer tan graves situaciones.
Pero tampoco puede arrastrarnos el derrotismo.

A quienes hemos acudido hoy aquí y a cuantos han colaborado para que así haya podido ser, desviviéndose, nos consta que este momento es especial y único, que por algo se empieza y que la unión hace la fuerza.
Por eso estamos aprovechando la oportunidad que se nos ha brindado. La de no tener que parecer que permanecemos impasibles ante el horror, la destrucción y el abuso; la de expresarnos repudiando la violencia; la de alzar una voz que construya la palabra libertad con todas las voces.

La de presentarnos los que somos.
Tal día como hoy, un grupo de jóvenes poetas en la más sangrienta ciudad de Méjico, enfundados con el coraje de sus versos e impregnados por la valentía de la recién asesinada Susana Chávez, salió  a la calle con el desafío de sus armas, las palabras, reclamando el uso de los espacios públicos, solicitando la paz.

Desde entonces, no se ha detenido la gran rueda que ha ido recogiendo pensamientos hasta construir un enorme edificio de voluntades que quedan resumidas en el manifiesto que se va leer, de forma simultánea, en más de veinte países, en 140 pueblos y ciudades de todos los continentes.

Y Ceuta, una vez, más, no sólo no se ha mantenido al margen, sino que se ha sumado a este grito mundial de forma activa y multitudinaria.
Con mi más sincero agradecimiento y un abrazo hermano les invito a compartir  sentimientos y emociones que conviertan la intención en útil y eficaz.

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