TODOS LOS NOMBRES
Me llamo
Fátima, pero hoy no tengo nombre.
Hoy, sin más razón
que los hechos y sin más motivo que mi conciencia, sin iniciales, sin
mayúsculas, quiero representar lo que siempre seré: una mujer libre y
comprometida; lo que podría haber sido:
una mujer amenazada, en Ciudad Juárez o en cualquier otro lugar del planeta; lo
que puedo ser: una mujer cuyo discurso represente el de otras muchas, el de
miles víctimas con los labios cosidos, con las manos atadas, con el vientre
ultrajado, con la húmeda soledad del cautiverio.
Esta noche me
siento fuerte en el anonimato.
Soy una madre
rota que ha visto al sistema devorar a sus hijos, que se asoma al volcán de los
explotadores viendo cómo engullen esperanzas.
Soy una viuda
eterna, que guarda los tiernos corazones frente a hogares destruidos, labrando
la tierra, segando entre los rastrojos, sembrando sin semillas.
Soy una
esposa afligida, con el rostro agrietado por la acidez de las lágrimas, que
espera, que espera, que espera..
En esta
jornada soy la que simboliza los frágiles corazones, la que clama por los
derechos humanos, la que no se resigna, la que habla por tantas que murieron, por
esas que se quedaron sin vida... pero no sin voz.
Porque ahora
es lo quiero ser: su voz; y desde el alma la
levanto para decir todos sus
nombres.
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